Rivera, martes 23 de abril de 2024

Deportivo Colina brinda una verdadera lección a dirigentes y jugadores locales

Cuando venimos de un año sin la presencia celeste en la Copa Nacional de Selecciones por primera vez -y esperamos que sea la única vez en la historia- el Deportivo Colina está brindando una verdadera lección de que sí se puede competir y con resultados positivos.
Reiteramos una y mil veces que pocos, muy pocos, creían que el Deportivo Colina pasara siquiera a la segunda fase.
Todo el favoritismo lo tenía el equipo de Estudiantes de Tacuarembó, que había conformado un plantel con los mejores jugadores rojiblancos y con el técnico de la selección que fue campeón del interior.
Por otra parte se hablaba muy bien del equipo de Estudiantes de San Gregorio de Polanco, que llevó a sus filas a todos los jugadores seleccionados que habían tenido una muy buena actuación en la última Copa Nacional al punto que habían finalizado invictos en su terreno.
Y el Deportivo Colina terminó invicto, perdió puntos solamente ante Estudiantes en Tacuarembó cuando en determinado momento del partido iba ganando tres a uno.
Y vino la segunda fase y allí estaba el Tulipán, invicto de muchos partidos, con un golero al que le habían hecho muy pocos goles y llevaba casi seiscientos minutos sin ir a buscar la pelota al fondo de la red.
Estaba Algorta, un equipo que había logrado su clasificación con una goleada impresionante en la última fecha.
Y Deportivo Colina salió adelante y nuevamente invicto ganándole incluso al Tulipán en su propio reducto y también a Algorta en Guichòn.
Pero lo del pasado domingo fue realmente inolvidable, no solo por la clasificación a la siguiente fase y el pasaje a la Divisional A de la próxima temporada, sino por la entrega de cada uno de los jugadores.
A nadie se le puede ocurrir buscar un mejor jugador porque todos y cada uno de ellos en particular fueron los encargados de conformar un excelente rendimiento colectivo que buscaba el objetivo por encima del resultado.
Desde el golero al puntero izquierdo y quienes ingresaron durante el partido, se brindaron por entero, sudaron la camiseta y terminaron extenuados pero con una reserva física especial para el festejo.
Eso en la cancha y afuera una familia, sin grandes dirigentes, sin experiencia alguna y solamente con el esfuerzo y las ganas de hacer las cosas bien, muchas veces con errores, muchas veces consultando, pero con ganas, con esfuerzo, con sacrificios y hasta privándose de muchas cosas en beneficio directo del equipo que conforman entre todos.
Hombres y mujeres se unen y cada uno cumple una función, el delegado es boletero, el hermano es el portero, las sobrinas van a la cantina, los amigos son los camilleros, los del barrio colaboran y todo muy empírico pero hecho con cariño, con mucho cariño.
Una verdadera lección a los notables dirigentes que hemos tenido y que no supieron ingeniarse para estar en una Copa Nacional y a los jugadores que muchas veces priorizan el dinero que puedan ganar antes que pensar en lo mejor como personas que se sienten satisfechas porque realizan algo que no solo les gusta sino que en las mejores condiciones que se le brindan.
Lo que venga vendrá pero esto ya sirve como para ponerse a pensar en la posibilidad de imitarlos.

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