Rivera, jueves 25 de abril de 2024
Junta Departamental de Rivera:

Ramón Taroco realizó homenaje al Regimiento de Caballería Nº 3, ante pasaje de su 115º aniversario

En la media hora previa de la última sesión de la Junta Departamental de Rivera, el edil Ramón Román Taroco (PN) hizo alusión al 115º aniversario del Regimiento de Caballería Nº 3. En la oportunidad, el edil expresó: “Señor Presidente, mañana (por el pasado jueves) se cumplen 115 años de la creación del Regimiento de Caballería Nº 3, hoy denominado Regimiento ‘Brig. Gral. Fructuoso Rivera’ de Caballería Mecanizado Nº 3, por tal motivo voy a centrar mi exposición sobre parte de la historia y anécdotas de esa unidad militar.
Dice la historia que este Regimiento participó en varias batallas, como Regimiento Tercero de Caballería, y tuvo varios destinos antes de asentarse definitivamente en la ciudad de Rivera. También escuché que por castigo disciplinario fue derivado al pueblo de Minas de Corrales, más precisamente a la localidad de San Gregorio. Es por eso que en esta fecha tan grata para aquellos que como yo, que desde muy chico tuvimos la oportunidad de transitar por las instalaciones del Viejo Tercero de Caballería, no podríamos dejar pasar por alto y aprovechar para comentar algunas historias que escuchamos en nuestra niñez, por parte de dos soldados retirados y por cierto muy longevos, el sargento Eusebio Rosa y el soldado Elbio Sosa.
Decía el Sgto. Eusebio Rosa que, estando el Cuartel en Minas de Corrales, un soldado desertó y se vino para la ciudad de Rivera. Pasaron los meses y el Jefe de la Unidad se entera que el desertor se encontraba viviendo en un prostíbulo sito en el Cerro del Marco, por tal motivo ordena que el sargento, acompañado por el soldado Elbio Sosa, se trasladen a caballo a la capital del departamento y procedan a la detención y conducción del mismo a la unidad con asiento en Corrales, pero que debían de llevarlo caminando y con un cabresto colgado al cuello como parte del castigo por la grave falta cometida.
Una vez localizado el soldado, de nombre Pulidor González Das Neves, fue preso y comienza el largo peregrinaje a caballo y de pies descalzos. El Sgto. Eusebio Rosa se caracterizaba por ser muy disciplinado, por tal motivo era muy hereje con sus subalternos, pero también el mismo comentaba que cuando se tomaba un trago de aguardiente brasilera se ponía lastimoso y solidario.
Hete aquí, que a la salida de la ciudad de Rivera ya con unos tragos arriba, ordena al soldado Sosa que secuestre un caballo picazo que pastaba sobre el camino y que el desertor montara en el mismo para hacer más llevadero el largo viaje. Pasaron varios días y cuando se aproximaban al pueblo de Minas de Corrales, el Sargento dispuso que el caballo fuera liberado dado que el Jefe de la Unidad dragoneaba a la hija de un estanciero cuya casa estaba sobre el camino donde obligatoriamente tenían que pasar.
El sargento era conocedor de todas las picadas del Jefe y presumía que el mismo estuviera en la estancia visitando a la novia. Al subir una cuchilla, ya sobre la tardecita, divisan que el Gringo (apodo del Jefe) estaba sobre la portera de acceso al establecimiento, cortejando a la joven y haciendo gala de su pulcro uniforme. Al llegar frente al Jefe, el sargento echa pie tierra, y se presenta al mismo pasándole la novedad, diciéndole: ‘Misión cumplida, mi Comandante, ¡el desertor no se opuso al arresto!’.
Inmediatamente la joven novia del oficial interrumpe en el diálogo de los militares y pide clemencia para el prisionero. Ante el petitorio, el Comandante dispuso que el desertor no fuera apaleado pero que debería cortar leña por el término de treinta días, desde la salida hasta la puesta del sol.
Esta historia contada por el Sgto. Eusebio Rosa, más allá de lo folklórico, hace parte de la trayectoria de esta unidad que mañana (por el pasado jueves) cumple 115 años y que como todas las instituciones antiguas, se fue modernizando. Quizás aquellos que no les guste este tipo de historia, me critiquen, no me importa, porque soy de los que creen que ‘las instituciones quedan y los hombres pasan’.
Desde la radicación del Tercero en la ciudad de Rivera pasó a ser una institución de servicio, prestando auxilio a la comunidad todas las veces que esta le ha pedido. Recuerdo ver por muchísimos años en la puerta del Cuartel una enorme cantidad de gurises con ollas, y algunos con latas, para retirar el almuerzo y la cena que el Comando preveía para familias necesitadas.
De estos gurises que retiraban comida, muchos hoy ya están retirados como oficiales, soldados, clases y suboficiales. Sin dudas que la vocación por la carrera militar nació allí en la puerta del cuartel donde iban a buscar un poco de polenta o pirón con tumba para llenar sus estómagos.
Lamentablemente después vinieron los años oscuros donde obligatoriamente las puertas se cerraron, y ahí viene el divorcio con un cierto sector de la sociedad, quedando el Viejo Tercero de rehén de la equivocación de unos pocos. Pero vuelve la democracia y se abren las puertas, y ahí está la unidad recibiendo nuevamente a toda la sociedad riverense.
Señor Presidente, usted, junto a mi padre el Cabo Benito Román Denis y el compañero Edil Tte. Cnel. Tulio Cooper, hacen parte de esta rica historia del Viejo Tercero de Caballería. Llegue a todos los que están y a los que se fueron muchas felicidades, ¡salud viejo cuartel! Solicito que mis palabras sean enviadas al Sr. Comandante de la Brigada de Caballería Nº 1 y al Jefe del Regimiento de Caballería Nº 3, Tte. Cnel. Gonzalo Contrera”, concluyó.

Deja un comentario