Rivera, martes 23 de abril de 2024
Por Rinaldo Mora:

Camila: ¡Para no olvidar!

Rinaldo MoraHoy, jueves 15 de marzo, se cumple un año mas de un trágico episodio, ocurrido hace ya nueve años, que alcanzó difusión nacional e internacional: el secuestro, violación y muerte de Camila Jimena Chagas Antúnez.

HACIENDO HISTORIA
En la calurosa tarde del 15 de marzo de 1998, la población de Rivera Chico, se dividió en tres direcciones. Una parte fue al estadio Atilio Paiva Olivera para el debut de Frontera Rivera en el Campeonato Uruguayo de Primera División A, contra el equipo de Fénix de Montevideo, que finalizó en empate 1 a 1, con gol en el segundo tiempo, para el equipo local, logrado por el jugador argentino Martín Martínez.
Otra parte de la población del barrio se dirigió al Parque Municipal Gran Bretaña, para festejar allí la obtención del primer lugar en carnaval, del Tablado del barrio: Dichoso Mercosur y la tercera parte de los pobladores, se quedó en casa disfrutando del descanso en la jornada dominical.
Este era el panorama, en aquella calurosa tarde de marzo, en el barrio ciudad…
En el hogar de los esposos Luis Chagas y Amiris Antúnez, no fue diferente.
Luis como buen hincha, socio y directivo de frontera, fue al estadio; Amiris profirió quedarse en casa a descansar de sus largas horas de trabajo en Salud Pública y los tres hijos del matrimonio querían ir al Parque Municipal a participar de la fiesta del Tablado. Ironía, la más chiquita, Camila de 6 años, no fue autorizada por los padres a ir al paseo.
La tristeza de Camila, apenó a la madre que ante el pedido de «Cami» para comprar helado, dijo SI y hasta la casa de la señora Pocha, distante unos 130 metros de su domicilio se dirigió jugando. Nunca regresó.
Ante la demora de la benjamina de la casa, su mamá la fue a buscar a lo de Pocha, a lo de las amiguitas de Cami, a todos los lugares posibles, pero en ningún domicilio había llegado. La preocupación y la angustia dominaron el ambiente, en el barrio casi vacío.
La llegada desde el estadio de Luis, el papá de Camila y de varios vecinos, hacen con que el grupo de búsqueda aumente y las posibilidades de encontrarla sea mayor.
Quizás una travesura y Camila, desobedeciendo a sus padres, se escapó al Parque Municipal, lugar donde quería estar.
Hasta allí se dirigió un equipo de búsqueda que después de «rastrillar» bastante, regresa sin ninguna novedad.
No se puede aguardar más, hay que dar aviso a la Policía.
Radio Patrulla y seccional 10ª inician la búsqueda por el barrio y por el Parque Municipal.
A las 19:30 horas, el Oficial «Casaca» habla con los padres, anotando todos los detalles y posibilidades.
El equipo de NORTE, integrado por Néstor Chávez y Rinaldo Mora, ya estaba allí desde las 18:30 (aquello de olfato de periodista). La noche fue muy larga, triste y con muchas oraciones.
El lunes 16 se inició con un importante número de Agentes policiales registrando todo el barrio.
La noticia de la desaparición de la niña en Barrio Rivera Chico inquietó a todo el departamento y por ende a todo el país.
No olvidemos que el Barrio Rivera Chico fue palco de tres tristes episodios anteriores:
1º) El secuestro, violación y muerte de Daniela Matías Olivares de cuatro años de edad, ocurrido en febrero de 1993.
2º) La desaparición de Karen Daniela Valdez en el año 1997
3º) La violación y muerte de Sheila López, que no ocurrió en el barrio Rivera Chico, pero ella sí era del barrio.
Camila era la cuarta punta de esta figura, de la cual solamente el primer caso la policía pudo resolver.
Por la tarde del lunes llegan a nuestra ciudad varios comunicadores de la capital del país. La divulgación del caso ayudó a que la policía pusiera en la cancha un equipo muy grande de especialistas.
¿Dónde está Camila? era la interrogante de todos.
La familia presionaba a la policía exigiéndole al Jefe de Policía Insp. May (R) Hary Kmaid que estuviera más presente.
Mentalistas, perros entrenados, etcétera, todo era válido, con tal de encontrar bien a Camila.
La policía identificó en el barrio un número muy grande de hombres con perfil psicológico diferente. De ellos se tomaron muestras de ADN. Los días pasaban y nada. Hasta que el jueves 19 a la tardecita una infausta noticia recorrió la ciudad. En una cuneta, dentro de una bolsa de cartón, vecinos de calle Ceballos casi Bernabé Rivera encontraron lo que parecería ser un cuerpo sin vida de una niña.
De todas partes de la ciudad llegaron a la zona curiosos y personas que no podían creer. Nadie quería aceptar la idea de que esto estuviera ocurriendo.
Un equipo de Policía Técnica y de médicos forenses llegó desde Montevideo para la tarea de investigación que se inició allí mismo.
El velatorio de Camila se realizó en su casa y después en el Club Rivera Chico.
Miles de personas acompañaron a Camila a su última morada en lo que fue el cortejo mas largo de la historia del departamento y la concentración de gente en el cementerio, la más numerosa.
Hasta el Ministro del Interior de la época se hizo presente, el Prof. Luis Hierro López, quien aseguró que en pocos días, el o los autores del hecho estarían presos.
Rivera lloró mucho aquella tarde, pero, ¿quién fue?
Los días pasaban rápidamente y nada ocurría. La policía tenía a varios sospechosos en su mira. Dos hermanos que padecen alteraciones mentales y su padre, un anciano con el brazo roto, quedaron detenidos por muchos días, como principales sospechosos. No tenían nada que ver.
En el cuerpo de Camila estaba la prueba final contra sus verdugos.
El examen de ADN fue contundente. El criminal confesó su barbarie insana.
La inocente Camila pagó con su vida, el momento de locura de una mente desequilibrada, que no actuó sola, pero hasta ahora, sólo uno fue procesado.
No nos olvidemos de Camila, ni de todos las inocentes almas que padecen en manos de seres, nada humanos.
Que la justicia del hombre sea dura y la de Dios, la Divina Justicia, sea mas justa que divina.

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