Rivera, jueves 25 de abril de 2024

La celeste mayor hizo méritos para traerse un triunfo de Baltasar Brum

En primer término, debemos aclarar que no se trata de un gran equipo ni establecer que luego de este partido ante Bella Unión ya no se va a perder más.
Tampoco se trata se señalar que los siete cambios que introdujo el técnico han alterado radicalmente el funcionamiento del equipo.
Lo concreto es que el pasado domingo se jugó el mejor partido de esta temporada y que, en definitiva, la celeste hizo mucho más méritos que el rival para quedarse con la victoria.
No podemos obviar, en el momento del análisis, los antecedentes.
Rivera venía de dos derrotas mientras que el rival llegaba invicto, con un empate y una victoria lograda como visitante ante Artigas, en un clásico que lleva años de disputa y que tiene ya una paternidad de los del interior, al menos hace ya cinco temporadas.
Pero nos interesa Rivera, y el técnico celeste fue a la cancha con siete cambios.
Cambió el golero, y sin pretender establecer responsabilidad en Fernando de Mello, que tampoco la tuvo en los seis goles que había recibido Rivera en los dos partidos anteriores, lo de Jonatan Cuello valió porque se jugó en los momentos claves del partido salvando con buena nota el debut seleccionado.
En el fondo hubo seguridad por el lado de Matheus Soares y la pareja de zagueros funcionó mejor, pero también hay que agregar que Igor Viera tuvo más salida por su lado en este partido que en los anteriores.
Pero la realidad marca que fue el medio de la cancha donde parece que el técnico acertó; al menos fue mejor que lo que había presentado hasta ahora. Ramiro Ocaña en el medio fue mucho más efectivo.
Estuvo perfecto en la marca y muy bien acompañado por Cristian Morales, que también tuvo una buena actuación.
Destacable lo de Kevin Zabaleta, lo que le permitió a Gorgoroso soltarse un poco más, ser más ofensivo sin pensar tanto en la función de colaboración en la marca.
De esta manera, entonces, los delanteros tuvieron más juego, más participación y aciertos en los pies de Richard Gómez y velocidad por el lado de Luis Eduardo García.
En definitiva se ajustó el equipo y la celeste fue otra, no invencible, no el gran equipo, pero sí el que no mereció tan solo un empate en Baltasar Brum.

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